Cadena de agradecimientos

Objetivo:

  • Hacer una guirnalda de agradecimientos.
  • Ejercitarnos en el hábito de decir gracias.
  • Reflexionar sobre las cualidades ajenas y trabajar lo positivo que existe en nosotros y en los demás.

Materiales:

  • Figuras de niños o corazones cortados en cartulinas o papel de diario.
  • Marcadores.

Apertura:

Nos disponemos para la actividad y el juego con un “Momento de Encuentro” que nos ayude a relajarnos, dejar las tensiones y participar de manera más libre y creativa.

Desarrollo:

Nos sentamos en ronda y le entregamos a cada niño un trozo de papel que deberá plegar según indica la ilustración. En el frente del plegado dibujamos la figura de un corazón (también puede ser la de una persona) y recortamos la figura, obteniendo varios ejemplares de la misma.
En cada figura escribimos el nombre de las personas a las que queremos agradecer, y el motivo por el cual les decimos “gracias”.
Cada uno lee lo que escribió en su cadena y todos aplaudimos sumándonos a su agradecimiento.

Aprender a decir “gracias” por los dones o favores, y acostumbrarnos a recibir el agradecimiento de los demás, es una costumbre saludable que fortalece la autoestima y la empatía. Nos hace valorar lo que los demás nos dan, y tomar conciencia de que también podemos dar a los demás.

Cierre:

Pegamos las cadenas en una pared, como una guirnalda que decore nuestro salón de juegos. Las figuras que quedan vacías las cortamos y los ponemos en una caja para dejarlas a disposición de cada participante. Cada vez que llegamos al taller de juegos, podemos buscar una nueva figura para agregar a la cadena, añadiendo un nuevo agradecimiento.

Este juego estimula el desarrollo de la autoestima y la valoración de nosotros mismos. A su vez, ejercita la empatía y la capacidad de valorar lo que otros nos dan o hacen por nosotros. Nos recuerda la importancia de agradecer por lo que recibimos de los demás.

Somos un equipo

Objetivos:

  • Trabajar en la propia valoración a partir de las cualidades y habilidades personales.
  • Descubrir que cada persona es única e irrepetible, digna de respeto y valoración.
  • Comprender que las diferencias son un aporte valioso para construir la unidad.

Materiales:

  • Cuento “Asamblea en la carpintería”. Anónimo.
  • Rompecabezas: elegir una imagen significativa para el grupo, (puede ser un corazón, un tesoro, una golosina, etc.) y dividirla en tantas partes como niños haya en el grupo.
  • Elementos para escribir.

Apertura:

Nos saludamos con alegría, nos damos la bienvenida en el grupo y ocupamos nuestro lugar dentro del espacio de juego. Antes de jugar, nos disponemos para hacer en 10 minutos, nuestro “Momento de Encuentro”.

Desarrollo:

Nos sentamos en ronda y leemos el cuento: Asamblea en la carpintería

Cuentan que a media noche hubo en la carpintería una extraña asamblea. Las herramientas se habían reunido para arreglar diferencias que no las dejaban trabajar.
El Martillo pretendió ejercer la presidencia de la reunión pero enseguida la asamblea le notificó que tenía que renunciar:
– No puedes presidir, Martillo – le dijo el portavoz de la asamblea – Haces demasiado ruido y te pasas todo el tiempo golpeando.
El Martillo aceptó su culpa pero propuso:
– Si yo no presido, pido que también sea expulsado el Tornillo puesto que siempre hay que darle muchas vueltas para que sirva para algo.
El Tornillo dijo que aceptaba su expulsión pero puso una condición:
– Si yo me voy, expulsad también a la Lija puesto que es muy áspera y siempre tiene fricciones en su trato con los demás.
La Lija dijo que no se iría a no ser que fuera expulsado el Metro. Afirmó:
– El Metro se pasa todo el tiempo midiendo a los demás según su propia medida como si fuera el único perfecto.
Estando la reunión en tan delicado momento, apareció inesperadamente el Carpintero que se puso su delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Trabajó la madera hasta acabar un mueble. Al acabar su trabajo se fue.
Cuando la  carpintería volvió a quedar a solas, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando el Serrucho, que aún no había tomado la palabra, habló:
– Señores, ha quedado demostrado que todos tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Son ellas las que nos hacen valiosos. Así que propongo que no nos centremos tanto en nuestros puntos débiles y que nos concentremos en la utilidad de nuestros puntos fuertes.
La asamblea valoró entonces que el Martillo era fuerte, el Tornillo era especial para unir las partes separadas, la Lija tenía capacidades para suavizar las cosas limar asperezas y observaron que el Metro era preciso y exacto. Se sintieron un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos en la misma carpintería.

Reflexionamos sobre la siguiente pregunta: ¿Cuál es la parte del cuento que más me gustó? ¿Por qué? Damos un tiempo para compartir nuestras reflexiones en grupo.

Repartimos a cada uno una pieza de un rompecabezas, en la que tiene que escribir algún aspecto personal o cualidad que lo identifica, que lo distingue y lo hace único: mi generosidad, mi alegría, mi buen humor, mi escucha, mi cariño; se cantar muy bien, me gusta bailar, hago muchos goles, corro rápido, etc.
Entre todos armamos el rompecabezas.
Antes de colocar la pieza personal, cada uno tiene que leer en voz alta las cosas que escribió.
Cuando conseguimos armar el rompecabezas, hacemos un gran aplauso en honor a las cualidades de cada uno y al trabajo de todo el grupo.
Contemplamos el rompecabezas terminado. Resaltamos la belleza de cada “parte” con las que podemos formar un todo.

Cierre:

Reflexionamos sobre el siguiente pensamiento:

¡Todos somos únicos y necesarios! Al igual que las herramientas en la Asamblea de la Carpintería y las piezas del rompecabezas, cada uno de nosotros es único e irrepetible, y posee cualidades muy importantes y lindas para compartir con los demás. ¡Qué bueno que somos diferentes! ¡Qué lindo que las diferencias nos ayudan a construir la unidad!

Este juego incentiva el trabajo grupal, y el aporte personal de las cualidades de cada uno en el grupo.
Trabaja los conceptos de “parte” y “todo” y estimula la unidad y la comunidad a partir de la riqueza de las diferencias.