Dilemas morales

Objetivos:

  • Desarrollar el juicio crítico frente a diferentes dilemas morales.
  • Valorar el debate y el discernimiento como elementos indispensables para actuar con responsabilidad.

Materiales:

  • Un tablero de juego con escalas del 1 al 10, como se muestra en la imagen.
  • Diferentes dilemas para debatir en el grupo.

Apertura:

Nos saludamos y nos damos mutuamente la bienvenida en el grupo. Cada uno ocupa su lugar en el espacio de juego y comenzamos nuestra actividad disponiéndonos con un “Momento de Encuentro”.

Desarrollo:

Nos ponemos en ronda y presentamos en el medio el tablero de juego, así como está propuesto en la imagen.

Nos dividimos en tres grupos. Cada grupo tiene una ficha de color que lo identifica. Se colocan todas las fichas en el casillero de salida.
Entregamos a cada grupo un caso para el debate y el análisis. Todos los casos encierran un dilema moral que tendrán que dilucidar entre ellos, arribando a una respuesta.
Después de un tiempo acordado de análisis, cada grupo presenta el caso a los demás, y expone su respuesta fundamentándola. El resto de los participantes evalúa la respuesta dándole un puntaje del 1 al 10 en la escala del tablero que presentamos.
Ese grupo, hace avanzar su ficha en el tablero según el puntaje que el grupo otorga a su respuesta.

Caso 1:

Federico estaba trabajando en su oficina. De pronto suena su teléfono y le avisan que su hijo mayor tuvo un accidente y está internado gravemente en un hospital. Rápidamente toma su auto y se dirige hacia el hospital pero se encuentra en el camino, una manifestación que detiene el tráfico. La única salida que encuentra es ir por una calle a contramano, con el peligro que implica, poniendo en riesgo su vida y la de los demás.
¿Qué debería hacer Federico?

Caso 2:

Un grupo de amigos salen de una fiesta de madrugada. Pablo, uno de los amigos se excedió en el consumo de alcohol y apenas se puede mantener en pie. Se sube a su moto para volver al pueblo, y se ofrece a llevarla a Teresa. Teresa se niega, viendo el estado de ebriedad de Pablo y se vuelve caminando con sus otros dos amigos.
Francisco le dice a Teresa: -Estuviste muy bien en no volverte en la moto con Pablo. Estaba borracho.
-Ni loca me subo en la moto de alguien que tomó tanto…, respondió Teresa.
-¿No deberíamos haberle prohibido ir en moto? ¡Es un peligro! Dijo Juan, que hasta el momento se mantenía callado.
-Es imposible… la única manera hubiera sido robarle las laves. Pero yo no hago esas cosas, dijo Francisco.- A lo mejor terminábamos presos.
-Tendríamos que haber llamado a sus padres para contarles el estado en que estaba Pablo…, dijo Juan, como preguntando.
-¿¡A los padres?! Pero… ¿vos estás loco? Lo último que haríamos es delatarlo frente a los padres.
¿Cómo deberían haber obrado los tres amigos?

Caso 3:

Marcela sabe que su íntima amiga, Sofía, suele robar dinero de los bolsillos de las camperas de los amigos, porque la vio hacerlo varias veces. Como es su mejor amiga, no está dispuesta a delatarla ante nadie. En dos ocasiones, se animó y le sacó el tema y pudieron conversar de lo que le estaba pasando. Sofía le explicó que lo hacía porque sus padres estaban en graves problemas económicos y no le podían dar ni una moneda para el transporte. Marcela, que es una buena amiga, prometió que no iba a decirle nada a nadie.
¿Qué debe hacer Marcela para ayudar a su amiga?

Una vez que todos los grupos expusieron la respuesta a su caso y obtuvieron el puntaje del resto del grupo, conversamos entre todos, intentando alcanzar la solución para cada caso, a la que todos podamos adjudicarle un puntaje de 10. Podemos hacerlo a partir de algunas preguntas, que nos ayuden a debatir, pensar y discernir:

– ¿Para qué sirven las normas? ¿Hay algunas ocasiones en las que es lícito transgredirlas? ¿O es necesario cumplirlas sean las circunstancias que sean?
-¿Cómo podemos descubrir ante cada caso, que es lo más correcto que tenemos que hacer?
-¿Qué hubiéramos hecho en el lugar de Federico, de los tres amigos o de Marcela?
-¿Qué otras cosas se hubiera podido hacer en cada caso?
-Si fuéramos Pablo… ¿Qué nos hubiera gustado que hagan los amigos?
-Si fuéramos Sofía… ¿Qué necesitaríamos que haga Marcela?

Acordamos la solución que obtenga un puntaje de diez para cada uno de los casos planteados, y movemos las tres fichas hacia ese casillero.

Cierre:

Reflexionamos sobre el siguiente pensamiento:

Ante todas las situaciones, podemos actuar de diferentes maneras. No todas las acciones tienen la misma calificación moral: algunas son acciones malas, otras son cuestionables, otras no muy buenas, otras buenas… ¡y otras óptimas!

 

Este juego nos ayuda a pensar y a trabajar con la metodología de casos, evaluando diferentes opciones y dilemas morales. Ejercita nuestra capacidad de discernir y anticipar acciones. Nos ayuda a distinguir una escala moral en el accionar responsable y a desarrollar un juicio crítico para elegir hacer lo que es correcto.

¡Cuidado que rebalsa!

Objetivos:

  • Tomar conciencia de las situaciones que nos hacen perder el control y que “rebalsan” nuestra capacidad de autodominio.
  • Valorar los límites que nos ayudan a actuar con responsabilidad.

Materiales:

  • Recipiente para agua.
  • Distintos materiales que se puedan mojar.

Apertura:

Nos saludamos y nos damos mutuamente la bienvenida en el grupo. Cada uno ocupa su lugar en el espacio de juego y comenzamos nuestra actividad disponiéndonos con un “Momento de Encuentro”.

Desarrollo:

Nos sentamos en ronda. Repartimos a cada participante un objeto de goma o plástico, que pueda mojarse y sumergirse en agua. Ponemos en la mitad de la ronda un recipiente con agua hasta la mitad. Por tunos, y en un orden preestablecido, cada uno va introduciendo en el recipiente el objeto que le tocó. El juego consiste en introducir elementos en el agua hasta que esta empiece a rebalsar. El participante al que le rebalse el agua queda fuera del juego.
Ponemos más agua en el recipiente y volvemos a empezar el juego, hasta que el agua vuelva a rebalsar. Repetimos el mismo procedimiento, llenando en cada vuelta el recipiente con más y más agua.
Cuando quedan sólo dos participantes en la ronda, se reparte a cada uno igual cantidad de objetos para introducir en el recipiente. Por turnos, cada uno va introduciendo un elemento, hasta que el agua vuelva a rebalsar. Gana el participante que no hizo rebalsar el agua.

Al terminar el juego, conversamos sobre el “efecto rebalse” pensando en esas situaciones de nuestra vida cotidiana en las que las cosas que nos pasan nos hacen rebalsar, y en la importancia de poder decir basta a tiempo, o activar diferentes mecanismos que nos ayuden a hacer que “el agua no nos rebalse”.

Volvemos a llenar el recipiente con agua hasta la mitad, y repartimos a cada uno un objeto. Empezando por el participante ganador, cada uno pasa a introducir el objeto dentro del recipiente, enunciando alguna situación que puede hacernos “rebalsar el agua”. Por ejemplo:
-¿Cuándo nos rebalsa la paciencia?
-¿Cuándo nos rebalsa el miedo?
-¿Cuándo nos le rebalsan las malas notas?
-¿Cuándo nos rebalsa la falta de respeto?
-¿Cuándo nos rebalsa la tristeza?
-¿Cuándo nos rebalsan los chistes o las burlas?
-¿Cuándo nos rebalsa la ira?

Cierre:

Es importante aprender a parar a tiempo, a poner límites y a controlarnos antes de vernos rebalsados o desbordados por las situaciones que pueden hacernos mal o ponernos en problemas.

 

En este juego estimulamos la capacidad de autodominio reflexionando sobre aquellas situaciones negativas que pueden hacernos mal o descontrolarnos, y en las cuales es necesario aprender a parar a tiempo. Presentamos la alternativa de “decir basta”, y de poner límites en el momento apropiado, como una opción a ejercitar para cuidarnos a nosotros mismos y actuar con responsabilidad.

¿Qué puedo hacer?

Objetivo:

  • Distribuir diferentes tareas y fomentar el trabajo responsable.
  • Fortalecer la autoestima desarrollando las propias capacidades y ejercitándonos en la práctica de las buenas acciones.

Materiales:

  • Un cartel o una etiqueta que se le pueda pegar en el pecho.

Apertura:

Nos saludamos y nos damos una cálida bienvenida. Comenzamos dedicando un tiempo especial para el “Momento de Encuentro” invitando a los niños al silencio, la relajación muscular y el recogimiento que nos disponga para participar en el juego.

Desarrollo:

Hacemos una lista de las tareas específicas que podemos encomendar a los participantes de esta edad, cada vez que vienen al taller de juegos.
– Entregar los materiales de juego.
– Poner los materiales en su lugar para comenzar el juego.
– Nombrar encargados para entregar los vasos o alimentos si se toma la merienda.
– Ordenar la sala al terminar el juego.
– Etc.

Los niños, aunque sean pequeños, son capaces de realizar pequeñas tareas de servicio hacia los demás o el grupo. Es sumamente importante saber cuáles son las tareas que pueden desempeñar, con la supervisión de un adulto, para delegarlas con claridad, y promover la responsabilidad en la concreción de las mismas.

Preparamos carteles identificando la tarea que se le asigna a cada uno en ese día de juegos, siguiendo el modelo sugerido en la ilustración.

Cierre:

Al finalizar el juego, y después que cada participante haya realizado la tarea encomendada, se les agradecerá por su colaboración y ayuda. Se le rendirán honores por su labor con un fuerte aplauso por parte de toda la institución.

Este juego estimula nuestra responsabilidad y nos ayuda a crecer en la certeza de que podemos colaborar cumpliendo las tareas que nos son encomendadas. La confianza del moderador es un mensaje positivo para la autoestima: “Sos capaz de hacerlo, yo confío en vos”, y promueve el compromiso con la tarea.