Objetivos:
- Hacer una estrella que represente los propios gustos y preferencias.
- Respetar y valorar las elecciones de los demás.
Materiales:
- Una estrella de papel o cartón para cada niño.
- Marcadores o lápices.
Apertura:
Nos saludamos, nos reconocemos como parte de un mismo grupo, y ocupamos nuestro lugar en el taller de juegos. Nos disponemos para la actividad haciendo un “Momento de Encuentro” en el que cada uno pueda encontrarse consigo mismo, por medio de técnicas de relajación y respiración, que nos ayuden a calmarnos, relajarnos y prepararnos para jugar juntos de manera activa y positiva.
Desarrollo:
Entregamos a cada participante una estrella de cartón o cartulina que debe pintar con sus colores preferidos.
Una vez que estén coloreadas, cada uno escribe en su estrella su nombre y las tres cosas que más le gusta hacer.
Cuando todos hayamos terminado, mezclamos las estrellas y cada uno saca una al azar sin que los demás puedan ver cuál es.
Por turnos, cada participante va leyendo las tres preferencias escritas en la estrella que le tocó al azar, y todos deben adivinar quién es el dueño de esa estrella.
Después de un rato, el dueño de la estrella, deberá ponerse de pie y decir: “Esa estrella es mía”, mientras la busca y se la cuelga del cuello como si fuera una medalla.
Todos aplaudimos a la estrella y a su dueño, alegrándonos por sus preferencias.

Cierre:
Con las estrellas colgadas, reflexionamos sobre el valor de la identidad y la importancia de reconocer lo que nos gusta.
Pensamos: ¿Qué nos proponemos hacer esta semana que nos guste y haga bien?

Esta actividad refuerza el sentimiento de identidad y da una valoración positiva a las preferencias y gustos de cada uno. La escucha atenta, la lectura respetuosa y el aliento por medio del aplauso promueven la confianza grupal creando un espacio donde los prejuicios no están habilitados.
Objetivos:
- Descubrir al “visitante”, por medio del timbre de la voz y sus cualidades personales.
- Identificar a cada uno por el nombre dentro del grupo, y valorar la presencia de todos en el taller de juegos.
Materiales:
- Bufandas, pañuelos, tiras de retazos de tela, buzos que traigan los niños para taparse los ojos.
Apertura:
Antes de jugar hacemos nuestro “Momento de Encuentro” para relajarnos, distendernos y disponernos a la participación activa en el juego.
Desarrollo:
Nos dispersamos en el espacio del juego, y nos tapamos los ojos, con las cintas, bufandas o pañuelos.
El moderador, sigilosamente hace salir del espacio a uno de los participantes, que desde afuera llama o toca a la puerta.
Todos los demás preguntamos desde adentro: “¿Quién es?”.
El niño responderá: “Soy yo, el visitante”.
Por el timbre de la voz intentamos reconocer al visitante y decir su nombre.
Si no logramos reconocerlo en la primera vuelta, podemos hacerle una pregunta acerca de sus características físicas; que el visitante deberá responder por “si” o por “no”, sin faltar a la verdad.

¿Sos alto? ¿Te gustan los caramelos? ¿Sos gracioso? ¿Sabes correr rápido?

Cuidamos especialmente que las preguntas no tiendan a una identificación negativa de los niños o a rótulos demasiado pesados.
Cuando descubrimos el nombre del visitante, nos tapamos todos nuevamente los ojos, y el moderador vuelve a sacar a alguien del juego para que ocupe el papel del visitante.
Cierre:
El juego termina cuando todos los participantes hayamos ocupado el rol de “visitante”.
Reflexionamos sobre el rol de la importancia de estar atentos a la presencia de los demás y sobre el valor de cada uno dentro del grupo.
Este juego estimula la senso percepción promoviendo la sociabilización entre los miembros del grupo. Ejercita la atención y el reconocimiento de los demás por medio de características que nos definen. Promueve el autoconocimiento, mediante preguntas sencillas que nos ayudan a pensar en nosotros mismos y en nuestras características y cualidades.
Objetivos:
- Reconocer e identificar el valor de la presencia de cada participante del grupo.
- Aprender a llamarnos por el nombre.
Materiales:
Apertura:
Nos disponemos para jugar haciendo un “Momento de Encuentro”: ejercicios de relajación, respiraciones profundas y movimientos que nos ayuden a prepararnos para jugar e interactuar en grupo.
Desarrollo:
Nos sentamos en ronda y nos miramos a los ojos.
Por orden, cada uno dice en voz alta su nombre y todos lo repetimos a coro.
¡A jugar!

Cuando empieza la música todos nos ponemos de pie para cantar, bailar, caminar o realizar cualquier tipo de movimiento por todo el espacio de juego.
El moderador, disimuladamente, saca a uno de los participantes del salón o lugar de juego.
Apagamos la música y volvemos a sentarnos en ronda, en el lugar en el que estamos en ese momento.

Nos miramos unos a otros, intentando identificar quién es el que falta y diciendo su nombre. El participante que descubra quién falta deberá contar a los demás cómo se dio cuenta y especificar algún aspecto o característica positiva del participante ausente.
Hacemos entre todos un gran aplauso, invitando a entrar en la ronda al participante que estaba afuera, y volvemos a empezar el juego.
¿Quién salió del juego? ¿Quién falta en nuestra ronda?
Cierre:

El juego termina cuando todos los participantes hayan sido elegidos para salir afuera.
Reflexionamos sobre la importancia de nuestro nombre. Nos animamos y les preguntamos a nuestros familiares el por qué de nuestro nombre y se lo contamos a nuestros compañeros. Dialogamos sobre cómo nos gusta que nos llamen.
Este es un juego que resalta la dinámica socializadora de lo lúdico, motivando la expresión espontánea dentro del grupo. Nos ayuda a agudizar la observación del entorno y a descubrir el valor de la presencia de cada uno en el grupo. Facilita el aprendizaje de los nombres de cada participante y destaca la importancia del nombre en el reconocimiento de la propia identidad. Nos inicia en el descubrimiento de las características y habilidades personales y fortalece la autoestima y la capacidad de autoconocimiento.