7 a 10 años
Dado de emociones
Juego 11
Objetivo:
- Jugar a los dados de las emociones, aprendiendo a reconocerlas y nombrarlas.
- Aprender a expresar los sentimientos de una manera adecuada.
Materiales:
- Realizar dos dados gigantes: uno con las expresiones oculares y el otro con las expresiones bucales que expresan sentimientos.
Apertura:
Nos disponemos para el juego y la actividad, dedicando diez minutos para el “Momento de Encuentro”. Nos relajamos, cerramos los ojos, respiramos varias veces. En cada respiración pensamos: ¿Cómo me siento en este momento? ¿Cómo me sentí a lo largo del día? ¿Cuáles son las cosas más lindas que viví hoy?
Desarrollo:
Los sentimientos y las emociones son movimientos interiores que se registran en nuestra afectividad y nuestro cuerpo, producidas por situaciones que nos pasan a lo largo del día. Algunas son momentáneas y duran un tiempo corto. Otras son más estables y nos acompañan por más tiempo. Es importante aprender a identificar nuestras emociones, a reconocerlas y nombrarlas… y también a expresarlas de manera correcta.
Enumeramos todas las emociones que experimentamos durante el día, definiendo especialmente las siguientes:
¡Vamos a jugar a los dados!
Nos sentamos en ronda poniendo los dados en el centro. Por turnos, vamos tirando los dados e intentando identificar y nombrar los dos sentimientos que salen a la suerte. Después de nombrarlos, compartimos alguna situación de nuestra vida cotidiana en la que experimentamos ese sentimiento o emoción.
Todos los demás escuchamos con atención valorando y respetando lo que dice el compañero que está jugando y comprendiendo que no todos sentimos la misma emoción ante la misma situación.
Cierre:
Es importante aclarar que las emociones y sentimientos no son malos o buenos en sí mismos. Son sólo movimientos internos. Los sentimientos y emociones no nos definen como personas, ni tiene por qué ser el motor de nuestra conducta: puedo estar muy enojado, pero no necesito pegar a nadie; puedo sentir envidia o inseguridad pero puedo elegir no discriminar ni burlar ni hacer sentir mal a los demás.
Cuando aprendemos a reconocer y nombrar lo que sentimos, nos hacemos más dueños de elegir qué es lo que queremos hacer.
Cada uno elige un sentimiento, el que quiera, y dice cuál es la manera en la que quiere expresarlo o actuarlo. Por ejemplo: la alegría, abrazando a las personas; el miedo, pidiendo ayuda; el enojo, hablando de lo que nos hace enojar; etc.